sábado, 8 de agosto de 2009

Mis muñecas

A Anye, Giova, Vicky y Anyi (en orden de aparición)

Tengo cuatro.

Son difíciles e increíblemente fáciles, básicas y complejas, distintas pero parecidísimas. Son unas niñas hasta que les toca ser mujeres y son mujeres hasta que se dan el chance de ser niñas. Son completas pero sienten que aún les falta algo. Son hermosas aún despeinadas y recién levantadas, y más hermosas aún cuando no han dormido.

Tengo una que no se cree la mitad de lo que es. Que duda y se esconde. Se aprieta las manos mientras habla, se enrosca, se interna, se da vueltas y vuelve a salir medio asustada. Ella se levanta diariamente entre millones de dificultades, se muestra vulnerable con los más cercanos, pero es una piedra enorme para los demás, la gente confía en ella, le apuesta, la quiere, la admira... A ella le da terror, pero no corre, nunca corre, se planta y se levanta y se hace digna de todo lo que el mundo pueda darle.

Tengo otra que dice ser puro tamaño. Se ríe del mundo, se sonríe y camina segura, se ve como la vida se adapta a su paso. Abraza, ayuda, tiende manos infinitas, levanta, no duerme, sigue caminando y arrastra a los suyos a su lado. A veces llora y se pone mínima, tanto, que me cuesta encontrarla nuevamente, después de días la veo, sentadita en un rincón, con 5 años y los sentimientos más limpios que nunca. Entonces le tomo la mano (esa que me la ha tomado a mi mil veces antes) se levanta y decide ser una mujer un rato más, una mujer ejemplar.

La tercera es infinita. Lleva viva miles de años. Conoce el mundo porque habla con él diariamente. Se para en las esquinas a darse tiempo de ver los edificios, toma fotos, se ríe, se enamora de las calles, luego las bota y se enamora de otras. Se tiende. El corazón le late al ritmo que titilan las estrellas (sólo que la medicina no puede entenderlo, como nadie la entiende a ella). Ama intensamente, a diario. Escribe... y se esconde un poco detrás de las letras. Se apena. Se sonroja (pero no se nota). Tiene un ombligo, macanas y un culito.

Mi cuarta muñeca esta vestida de paciencia, de calma y de entereza. Camina pisando fuerte, porque teme que un obstáculo la agarre desprevenida y la tumbe. Se ve controlada en los momentos de mayor descontrol. Toma lo malo y lo bueno. Busca entender y aprender. Tiene sabiduría de siglos, aunque no le gusta aplicarla. Logra, obtiene, confirma, llega, se impone, crece y te hace crecer. Se mantiene callada largos ratos, espera los mejores momentos para hablar, y después que empieza, nadie se atreve a callarla.

Tengo cuatro muñecas que son alegres aunque lloren desconsoladamente
A veces se les enredan los problemas y no saben al final si son suyos o míos,
o de alguna otra muñeca.

5 comentarios:

La Macorina dijo...

Yo tengo una muñeca como pocas. De esas que de verdad verdad tienen cara de muñeca y ojos de muñeca y pelo rojo de muñeca y sonrisa de muñeca. Se rompe...se rompe algunas veces, como las muñecas...y a mi siempre me gustaría estar ahí para ayudar en esa maravillosa tarea (capacidad) de reponerse. Porque eso sí, mi muñeca no es de cristal. Está hecha de algo más resistente, más elastico, más longevo...imperecedero más bien! si una vieja maniática le tocara la piel, la sabiduría popular la haría entender que está hecha de buen material... más sabe el díablo por viejo que por diablo... y más saben las muñecas por rotas que por muñecas.

Te amo infinito!....y soy de Mattel! :)

Anyi Cova Lugo dijo...

Qué bonito Nita, gracias... No somos cuatro sino cinco las muñecas. Las niñas acostumbran a ponerlas a jugar con tazas de té, yo te propongo jugar con copas de vino o sorbos de algún buen ron... Eso de las reuniones de muñecas me parece encantador.
Qué bueno verte, verlas.
Besos!!!
Vicky: Y mira que nosotras estamos "roticas" amiga.
Love Ya!

Gio dijo...

"sentadita en un rincón, con 5 años y los sentimientos más limpios que nunca". Gracias por saber siempre donde encontrarme y en especial por buscarme allí donde yo me creo ser invisible.

Lo que más me gusta del rincón, es que siempre que estoy allí sentada creyendo que nadie me ve, vienes TÚ, especialmente a darme la mano y a impulsarme a ser de nuevo una mujer.

Eres mi Nita Fresita favorita, será porque eres la única que tengo y no te quiero perder, porque como cuando era niña, a pesar de que te reemplazaran tu muñequita estropeada, tu nunca la dejarás de querer.

Un beso, Te amo Con el Corazón. Giova

La Macorina dijo...

Por ahí en mi blog hay un agradecimiento: http://fantocheblog.blogspot.com/2009/08/el-querer-ser.html

Anye dijo...

Yo no sé como empezar.
Eso de mostrarme vulnerable con los más cercanos me delata, no se vale ujum. Estoy vulnerable y esto me llegó. Es que uno no quiere ser grande sino cuando le toca, porque es más fácil ser chiquita y tener(TE) quien le haga ver las cosas.
Vicky no lo pudo haber escrito mejor: "De esas que de verdad verdad tienen cara de muñeca y ojos de muñeca y pelo rojo de muñeca y sonrisa de muñeca" Así eres tú bella.
Amo las fiestas de muñecas, y lo más bonito de ellas son cuando están todas juntas, aunque rotitas, aunque llorosas, grandes o chiquitas, con problemas suyos, míos o de otras muñecas, pero juntas!
Te amo! gracias por ser!!!
P.D.: pensé que nadie se daba cuenta que me apreto las manos mientras hablo, que penita. :*