domingo, 8 de marzo de 2009

Proyección casi imposible

*Escrito el 18 de Junio de 2006, cuando esto aún parecía mentira
ahora eres lo más verdadero que tengo.
Para ti, porque ambos sentimos esto en un momento.



A duras penas las nueve de la noche.
Había salido a comprar algo para comer, me picaban los ojos por haber pasado el día entero leyendo.
Entré rápidamente a la panadería, me dirigí a un anaquel, y escuché mi nombre a lo lejos, pronunciado por una voz extremadamente familiar.
Voltee lentamente.
Allí estabas.
Todo tu, igual que siempre, tan diferente como nunca.
Sonriendo, sonriéndome, como tenía años sin verte sonreir.
Me preguntaste cómo estaba, como quien pregunta si logré sobrevivir.
Te respondí que no me quejaba, como quien responde que a duras penas.
Nos observamos.
Intentando entendernos.
Como si no hubiésemos sabido ya que eso era imposible.
Me contuve para no buscar tus manos.
Para no tener 19 años nuevamente, la inocencia casi intacta.
Estabas allí.
Hermoso, como siempre.
Ella también estaba allí. Tu alma gemela.
Pero la obvié, como la obviamos durante el tiempo que estuvimos juntos.
Recordé las horas, los intentos, los sueños bobos, las sonrisas, los besos.
Fuiste quien me hizo ser aquello que nunca pensé lograr.
Me dejaste tanto.
Y estabas allí.
Solo que ahora sabíamos, empíricamente, que no se podía.
Me despedí, pagué.
Dos cajas de Lucky rojo por el "hace algún tiempo".
Nos vemos.
Si.
Un abrazo incómodo.


Encendí mi cigarro y caminé a mi casa sin voltear.

Esta vez no hay nombre a quien llamar, no hay a quien pedir volver a ser. Esta vez fue de verdad.

domingo, 1 de marzo de 2009

El cajero del banco NO es su amigo

Hay ciertas cosas que, a pesar de ser excesivamente obvias, deben ser reafirmadas de cuando en cuando para evitar el caos. No es la intención señalar lo evidente, si no intentar recordar a la gente que su estupidez perturba a los demás y que se abstengan de emplearla en ciertos lugares. Así, se ven carteles de “No botar basura en la calle” a 30 metros de una cesta destinada justo para eso, como si a la gente de verdad no le diera la cabeza para llegar a la conclusión de que - si alguien se molestó en colocar eso allí – es para usarlo en vez desparramar desperdicios a diestra y siniestra.

Igualmente, los letreros detrás de los choferes del metrobús en los que se lee algo como “no distraer al chofer” y uno se pregunta si de verdad es necesario que le recuerden a la gente que ir conversando con alguien que está manejando una máquina de más de 5 toneladas y en cuyas manos se encuentran un promedio de 30 vidas – incluyendo la suya – no es buena idea.

De cualquier forma, estos letreros mas que irritarme ya me parecen necesarios, entiendo – después de largas charlas – que no todo el mundo razona como yo – o razona, en cualquier caso – y que si, si pueden querer botar el papel del helado a 30 metros de la cesta de basura y que les parece divertidísimo conversar con el chofer del autobús. Así que he llegado a convertirme en lectora asidua de estos letreros y he comenzado a imaginarme algunos que – aunque no están – pueden ser necesarios.

Así, que después de horas de colas en bancos, en las que me carcomía de la rabia por no avanzar di con uno nuevo:


Si, se que suena estúpido y que – en teoría – todos sabemos que el señor de azul, verde, rojo, dependiendo del banco, solo está allí para hacer tus transacciones bancarias. Pero eso es solo en teoría, como dije. Es increíble ver a la gente que está haciendo cola a tu lado, que también pasó horas esperando su turno llegar y preguntar al cajero cualquier nimiedad como: ¿y eso que no está el cajero de la 2? O.O ¡SEÑOR! ¿Qué le pasa? ¿Qué carajo importa si el cajero de la dos no está? ¿Le interesa mucho el cajero de la 2?, ¿es acaso que el cajero de la 2 haría una gran diferencia, ahora, que ya lo están atendiendo?

Este caso empeora en las interminables colas de atención al cliente porque, los mismos usuarios bancarios amistosos de antes, ahora están sentados y – en sus mentes – realizando una visita social al ejecutivo. He visto casos de gente sentada hasta una hora, conversando sobre su familia sin entender que la persona que tienen delante es un empleado, que está obligado a estar allí porque no puede pedirle al cliente que se retire; que no le interesan sus problemas ni sus cuentos ¿sabe por que? Porque NO – nunca, ni de vaina – es su amigo.

Así que no lo intente, no insista, la persona que ve detrás de la taquilla no le sonríe porque usted le agrade, no le sonríe porque lo comprenda, no le sonríe porque usted le interese. Es duro, lo sé, pero es así. La persona que ve detrás de la taquilla le sonríe única y exclusivamente porque le pagan para hacerlo y le pagan con el dinero que usted esta moviendo en la transacción que es realmente lo único que importa.

Conclusión: usted no está ganando un amigo y me está haciendo perder mi tiempo, haga sus transacciones en silencio y no joda.
M.