sábado, 15 de agosto de 2009

Si te vas otra vez

Habrá que volver a escribirte para rellenar el espacio vacío del lado derecho de la cama.

Habrá que volver a aguantar la respiración ratos para emular el perder el aliento al verte a los ojos.

Habrá que encontrar lugares libres de tu escencia para poder exhalarte sin saturar el ambiente.

Habrá que recordar llevar toallitas encima para cuando invada la certeza de que se soporta la ausencia perode que el que mata es el olvido.

Habrá que volver a caminar a solas por Los Palos Grandes para sentirte tomándome la mano en la 3ra transversal.

Habrá que recostarse de las paredes para sentir que me tomas los hombros y me impulsas a seguir.

Si te vas otra vez
habrá que seguir adelante,
otra vez.

sábado, 8 de agosto de 2009

Mis muñecas

A Anye, Giova, Vicky y Anyi (en orden de aparición)

Tengo cuatro.

Son difíciles e increíblemente fáciles, básicas y complejas, distintas pero parecidísimas. Son unas niñas hasta que les toca ser mujeres y son mujeres hasta que se dan el chance de ser niñas. Son completas pero sienten que aún les falta algo. Son hermosas aún despeinadas y recién levantadas, y más hermosas aún cuando no han dormido.

Tengo una que no se cree la mitad de lo que es. Que duda y se esconde. Se aprieta las manos mientras habla, se enrosca, se interna, se da vueltas y vuelve a salir medio asustada. Ella se levanta diariamente entre millones de dificultades, se muestra vulnerable con los más cercanos, pero es una piedra enorme para los demás, la gente confía en ella, le apuesta, la quiere, la admira... A ella le da terror, pero no corre, nunca corre, se planta y se levanta y se hace digna de todo lo que el mundo pueda darle.

Tengo otra que dice ser puro tamaño. Se ríe del mundo, se sonríe y camina segura, se ve como la vida se adapta a su paso. Abraza, ayuda, tiende manos infinitas, levanta, no duerme, sigue caminando y arrastra a los suyos a su lado. A veces llora y se pone mínima, tanto, que me cuesta encontrarla nuevamente, después de días la veo, sentadita en un rincón, con 5 años y los sentimientos más limpios que nunca. Entonces le tomo la mano (esa que me la ha tomado a mi mil veces antes) se levanta y decide ser una mujer un rato más, una mujer ejemplar.

La tercera es infinita. Lleva viva miles de años. Conoce el mundo porque habla con él diariamente. Se para en las esquinas a darse tiempo de ver los edificios, toma fotos, se ríe, se enamora de las calles, luego las bota y se enamora de otras. Se tiende. El corazón le late al ritmo que titilan las estrellas (sólo que la medicina no puede entenderlo, como nadie la entiende a ella). Ama intensamente, a diario. Escribe... y se esconde un poco detrás de las letras. Se apena. Se sonroja (pero no se nota). Tiene un ombligo, macanas y un culito.

Mi cuarta muñeca esta vestida de paciencia, de calma y de entereza. Camina pisando fuerte, porque teme que un obstáculo la agarre desprevenida y la tumbe. Se ve controlada en los momentos de mayor descontrol. Toma lo malo y lo bueno. Busca entender y aprender. Tiene sabiduría de siglos, aunque no le gusta aplicarla. Logra, obtiene, confirma, llega, se impone, crece y te hace crecer. Se mantiene callada largos ratos, espera los mejores momentos para hablar, y después que empieza, nadie se atreve a callarla.

Tengo cuatro muñecas que son alegres aunque lloren desconsoladamente
A veces se les enredan los problemas y no saben al final si son suyos o míos,
o de alguna otra muñeca.

domingo, 2 de agosto de 2009

o.O

Hay gente rara...

(no tiene sentido el post, pero acabo de darme cuenta)
Odio sentirme mala.
Sentir negro por dentro, que va acentándose en lugares específicos.
Odio querer hacer daño.
Yo no hago daño.
Me hacen (haces, hiciste) daño...
No, ya en serio, vamos a quedarnos callados (cállate tú, realmente) un rato.
Pero un rato largo.
Hasta que se me quiten las ganas de entender (TEEE, si en mayúscula y a mil voces)
Hay tanto daño rondando siempre, ya no quedan certezas (y si algo necesito, en mi vida, es alguna certeza de algo).
Creo saber cosas, pero no puedo estar segura.
Odio las dudas (realmente, las detesto, pero odio escribir esa palabra).

Al final solo quiero dejar algo claro,
(pase lo que pase,
haga lo que haga)

yo NO soy mala.
Ya no.