De ese ínfimo porcentaje a las que le sientan bien los años.
A las que las arrugas se les ven de maravilla.
Esas que no necesitan maquillaje para ser hermosas.
Eres una de las nuestras.
Una de las de verdad, de las reales.
Una de las que viven y respiran sin tanto patuque.
Sin tanta pérdida, sin tanta despedida.
Dios, y que hermosa eres.
Que privilegio haberte tenido.
Levantarme en ti y observar la luz hacerte un milagro
Siluetar tus hermosas imperfecciones.
Verte tan real, tan viva.
Tan de antes.
Gracias, por regalarme el tiempo justo.
Por mostrarme la vida antes de destilar.
Finalmente comienzo a entender de que va ese seductor cuento del pertenecer.
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